miércoles, 1 de mayo de 2019

Los escritores frente al poder




Entrevista de Germán Carnero Roqué

 Germán Carnero Roqué, un periodista profesional de convicciones marxistas, realizó esta significativa entrevista doble hace dos semanas, a su paso por París. Julio Ramón Ribeyro es ya una de las figuras consagradas de la literatura peruana y el joven Alfredo Bryce Echenique se ha convertido en una notabilidad al publicar este año su excelente novela “Un mundo para Julius”. Ambos opinan con refrescante libertad intelectual sobre el sonado “Caso Padilla”, sobre Cuba y Vargas Llosa, y sobre la relaciones entre Poder, el artista y la sociedad.




Carnero: Aprovechando mi paso por París, vamos a grabar una conversación con Alfredo Bryce y Julio Ramón Ribeyro. Creo que sería quizás conveniente empezar pidiéndoles a Julio y Alfredo su opinión sobre el sonado “Caso Padilla”, sobre la carta de algunos intelectuales latinoamericanos y europeos y sobre las reacciones que eso ha suscitado en toda América Latina y fundamentalmente en el Perú, donde la actitud de Vargas Llosa, como uno de los promotores de esa carta, ha sido cuestionada por muchos intelectuales. No sé quién de los dos preferiría empezar a hablar… ¿Tú, Julio?

Ribeyro: Tengo la impresión de que al “Asunto Padilla” se le ha dado quizá demasiada importancia. Esa es una de las pruebas del poder que tienen los medios de información en esta época, que de un asunto en realidad secundario se hace una noticia sensacional. Desde hace aproximadamente un mes no se habla de otra cosa en los medios intelectuales latinoamericanos en Europa, o en Lima misma a través de las revistas y periódicos que he leído. Personalmente creo que este caso ha permitido que se desaten ciertas pasiones y que se lleguen a adoptar actitudes extremas. Yo, por mi temperamento, siempre soy enemigo y trato siempre de buscar un justo medio, de modo que en el “Caso Padilla” creo que la dos posiciones marcadas, es decir, quienes han aprovechado el “Caso Padilla” para atacar a la Revolución Cubana y desprestigiarla o quienes han aprovechado las protestas de Mario Vargas Llosa para atacarlo y elogiar en forma desmesurada a la Revolución Cubana, son exageradas y hasta cierto punto erróneas. En realidad el “Caso Padilla” se inscribe quizá en un contexto más amplio: la querella que ha existido siempre y que existirá siempre entre el Poder y los artistas. Es prácticamente difícil encontrar una fórmula que permita que los artistas estén de acuerdo con el Poder, quizá en ciertas sociedades privilegiadas, como puede haber sido en una época la Democracia de Atenas, o la época del Renacimiento, pudiera haber cierto acuerdo entre el Poder y los artistas, pero esta concordia se ha roto y el artista se ha convertido en una especie de censor, de moralista o de crítico de la sociedad y es desde este punto de vista que la actitud de Padilla, de censurar o criticar algunos aspectos de la Revolución Cubana era perfectamente legítima; lo extraño es que el Régimen Cubano no se haya dado cuenta de que estas críticas de Padilla eran en el fondo positivas, porque permitían un juego dialéctico útil al propio desarrollo de la Revolución Cubana. Ahora, la reacción de los intelectuales europeos y latinoamericanos, me parece que ha sido quizá un poco precipitada, quiero decir que han establecido una analogía muy superficial entre el Stalinismo y el caso de Cuba, evidentemente que el Proceso a Padilla y su auto-crítica recuerdan un poco los procesos de Stalin pero no son evidentemente lo mismo. Si existiera un régimen de ese tipo en Cuba, Padilla estaría en estos momentos en un campo de concentración, o hubiera sido eliminado físicamente, sin embargo Padilla está en estos momentos libre, por lo que yo sé, en La Habana, incorporado nuevamente a la sociedad cubana. De modo que creo que es exagerado hablar de Stalinismo en Cuba en estos momentos.

Carnero: ¿Y tú, Alfredo, cuál es tu opinión?

Bryce: Bueno, lo que ha dicho Julio es muy interesante y me parece un análisis muy claro de muchas cosas. Yo en realidad, no he tomado ninguna posición, como de costumbre. Soy un poco escéptico, si quieres. Lo que he visto ha sido la cosa más a nivel personal, que es el que me interesa a mí siempre y le doy una enorme importancia y me ha parecido de muy mal gusto, no el hecho de que la gente esté en desacuerdo con la posición adoptada por Mario Vargas, quien me parece que es coherente con su manera de pensar y de vivir, sino que se haya reaccionado contra Mario Vargas con cierta bajeza y mezquindad. Lo que más me apena, y es lo que le tiene que apenar a Mario también, es que esa reacción haya sido la de alguna gente en Lima, porque el Perú en realidad es su país y creo que si hay un lugar donde Mario debe estar considerado como un escritor muy bueno es el Perú, ya que ha producido hasta ahora una obra muy importante. Por eso te digo que no adopto una posición en el “Caso Padilla”, las cosas de política me interesan cada día menos, pero sí te digo que he sentido toda esa violencia contra Mario. Ha podido refutársele, estoy de acuerdo, todo el mundo puede decir lo que quiere, pero con cierta altura. En este caso se han dicho cosas muy desagradables, que no venían absolutamente al caso, cosas que, además, parecen fruto de bajas pasiones y no de un pensamiento coherente. Ha habido cosas personales.

Carnero: Yo creo que sí, efectivamente, esto ha servido para desatar muchos odios a nivel personal en muchos creadores peruanos, que, por diversos motivos y teniendo incluso obras de mucha calidad no han podido quizás lograr el éxito alcanzado por Vargas Llosa.

Bryce: Pero el éxito no tiene ninguna importancia. El éxito es un resultado accesorio, no es el Fin de la Literatura. No se puede tomar la Literatura como una carrera de caballos.

Carnero: Efectivamente. Ahora bien, yo creo que es importante que esa carta, que está firmada por gente de enorme importancia en el pensamiento contemporáneo, como Sartre o la gente de “Il Manifesto” en Italia, se haya producido, aunque creo que quizá la carta debió haber sido redactada en otros términos, más profundos, analizando más la realidad de la sociedad cubana actual…

Bryce: Pero es que hay que pensar que Mario ha reaccionado como persona concernida por el problema. Ha reaccionado como un escritor que es coherente con su posición de siempre y creo que tiene que haberle dolido mucho plantearse las cosas a ese nivel. Más de lo que la gente piensa y, además, yo creo que Mario sigue apoyando a la Revolución Cubana…

Ribeyro: Yo también estoy en desacuerdo con la violencia de las críticas que se le han hecho a Mario, porque eso parece un “arreglo de cuentas”, más que una verdadera crítica. Por otra parte, recuerdo una entrevista que hice para “Marcha” de Montevideo y decía en esa ocasión hablando de Vargas Llosa que era una especie de “bien público” o “bien nacional”, al cual se le exigen demasiadas virtudes y demasiadas cualidades…

Bryce: Julio, me parece que estás muy bien…

Ribeyro: … y que basta que tenga en algunas ocasiones, como en esta, una actitud un poco discutible para que aprovechen la circunstancia para censurarlo. Por otro lado, en la actitud de Mario y en la de los escritores que han firmado esa carta, es posible quizá ver una actitud liberal o de pequeño burgués liberal. Yo no sé hasta qué punto, no estoy muy seguro de esto, esa actitud es más bien difícil de sostener. Quiero decir que en el caso de una verdadera Revolución las actitudes de tipo liberal, de libertades burguesas, deben pasar a segundo plano.

Carnero: Precisamente ese es el meollo del asunto. Yo creo que el “Caso Padilla” no puede marginarse del contexto general de la Revolución Cubana, a la que apoyó indeclinablemente, pero me interesa saber sus opiniones sobre si consideran que es o no positivo que esa carta de ochenta intelectuales, que durante diez años han sido paladines de la defensa de la Revolución Cubana, se haya producido.

Ribeyro: Yo creo que es positivo en la medida que reactualiza este viejo debate entre el Poder y el artista, pero es negativo en la medida en que ha dado unas armas enormes a la reacción. En esa medida ha sido negativo porque se ha desatado una reacción en cadena contra Cuba, que es perjudicial para la Revolución Socialista Mundial.

Bryce: Pero eso era inevitable. Eso lo tiene que haber sabido bien Mario cuando hizo la carta y a pesar de eso la ha hecho…

Ribeyro: Fíjate, no. Yo tengo la impresión de que Mario no había previsto las consecuencias enormes que iba a tener su carta. Probablemente él pensó que las consecuencias iban a ser más reducidas y de pronto el asunto ha cobrado una tal importancia que debe haberlo desbordado a Mario.

Bryce: Lo cierto es que no puedes elegir entre si es o no positivo. El asunto es que está hecho y si no lo hubiera hecho Mario lo hubiera hecho otra persona, lo hubiera hecho Sartre, a lo mejor, o cualquiera de las personas que han firmado la carta. Nuevamente digo que Mario ha estado coherente con su manera de pensar, yo lo conozco, y en ese sentido es el que ha tirado la primera piedra y así como dice Julio que la carta de Mario ha dado lugar a que se ataque a la Revolución Cubana, que le ha dado armas a la derecha, lo cual es verdad, también es verdad que le ha dado armas a un montón de gente que quería “cargarse” a Mario Vargas Llosa.

Carnero: Así es, efectivamente, pero volviendo a punto original: ¿Cuál debe ser la función del escritor, del artista en la sociedad? ¿Cuál debe ser su actitud frente al fenómeno social y político? ¿Qué opinan al respecto?

Ribeyro: Recuerdo haber leído una frase de Bertold Brecht, que me ha parecido magnífica y muy expresiva y es la siguiente: “No se pueden pintar naturalezas muertas en el casco de un barco que se va a pique”. Creo que esto podría aplicarse en el caso de países que están sufriendo una verdadera transformación social, que están viviendo una verdadera Revolución, en ese caso ciertas formas de expresión o ciertas necesidades artísticas deben ser sacrificadas en nombre de una realidad muchísimo más urgente. Desde ese punto de vista creo que la función del artista en ese tipo de sociedad es colaborar en la medida de sus posibilidades a su transformación. Aunque evidentemente estas son especulaciones puramente teóricas. En mi caso personal, yo estoy tan alejado del Perú después de diez años de ausencia, que soy en cierta forma un escritor marginado o exiliado (hablo de un exilio de tipo voluntario) y creo que mi obra se realiza en otra situación, en otra circunstancia. Si yo estuviera en el Perú probablemente escribiría libros completamente diferentes. Lo que sucede es que vivo en el extranjero desde hace casi veinte años en realidad, con una corta estadía en el Perú de un año, y mi visión de la realidad peruana es un poco fantasmal. Escribo sobre un país que existe un poco en mi imaginación y cuyos problemas concretos no vivo cotidianamente. Esa circunstancia me da más libertad y me compromete menos con el país. De modo que si teóricamente puedo explicar la labor de un artista como necesaria y favorable al desarrollo, al bienestar y a la transformación de su país, por circunstancias completamente personales y concretas estoy fuera de esta actitud.

Carnero: ¿Y tú, Alfredo? ¿Cuál es tu opinión?

Bryce: Yo soy el hombre sin opiniones, me he dado cuenta… Yo en realidad no entiendo bien ese problema… Lo que siempre he pensado es que no hay que crear muchos mitos sobre el escritor, que es un ser común y corriente, que sale a la calle, que tiene frío y que es muy imperfecto, además, como ser humano… Yo creo que los escritores son unos seres un poco inferiores. Ahora con respecto a la pregunta que me haces, nunca me he planteado el problema. Yo soy un tipo que vivo sin plantearme ese tipo de problemas. Cuando veo que se discute… Por ejemplo, tengo unos libros allí sobre ¿Qué es la Literatura? en los que se matan hablando Sartre, Semprún y otros. Cada uno dice lo contrario al otro y yo los leo y me parece que todos tienen razón. Yo ya me he convencido que la razón la tenemos entre todos… Lo único que te puedo decir es que parece que yo estoy terminando con la corta vida feliz de Alfredo Bryce, ya que por el hecho de haberme puesto a escribir novelas y haberlas editado he pasado ese periodo feliz en que era totalmente irresponsable y ahora tengo que responder por lo menos por las cosas que escribo con mis dos nombres, sobre todo por el orgullo que tengo de tener un apellido vasco. Me parece que entre lo que yo hago y lo que resulta saliendo no hay ninguna relación. Parece, por ejemplo, que ahora yo he publicado una novela que es muy útil a la Revolución; así se está diciendo en Lima y a mí me lo han dicho algunos críticos. Y a mí cuando la escribí lo único que me gustaba era que los amigos se rieran cuando la leía en casa. Tú has vivido ese periodo y también lo ha vivido Julio, cuando me paseaba con mi novela leyéndola a todo el mundo. Entonces, como comprendes, cuando me plantean ya la Tareas, así, con las mayúsculas de Carpentier, digamos así, no sé… en fin… Yo soy muy intuitivo. No soy el tipo de grandes pensamientos ni de grandes mensajes que darle a la humanidad y como te digo, yo creo que entre lo que uno escribe y el resultado hay un público de por medio. Hay una frase de Montherlant que a mí me gustaría podérmela aplicar y dice: “El escritor da su obra como el manzano da sus frutos y después no importa quién va a recoger ese fruto ni cómo se lo va a comer”. Fundamentalmente te digo que nunca me he planteado el problema entre el escritor, el intelectual y la revolución. Ahora bien, lo que me doy cuenta es que los escritores y los artistas en general a menudo ven más allá, anuncian las catástrofes… No sé, son una especie de visionarios del futuro… En ese sentido me parece que el rol del escritor es positivo. Por ejemplo, yo creo que la literatura latinoamericana de hoy está muy en relación con todos los problemas que hay en América Latina, en ese continente explosivo. Se da una Literatura muy importante porque esa Literatura está como “precipitándose” a todos los cambios que van a ocurrir forzosamente en América Latina en los próximos cincuenta o cien años.

Carnero: Y ese fenómeno también puede existir en sociedades, por así decirlo, en las que el Socialismo ha triunfado, sin que esto sea un aval de la posición de Padilla. ¿Podría decirse entonces que es inevitable un enfrentamiento entre el Poder establecido, sea este cual sea, y esta actitud que tú has calificado de “visionaria” de los intelectuales o los escritores?

Bryce: Ese es el problema, ese problema existe, no puedo negarlo. No puedo negar la evidencia. ¿Qué se va a hacer? A mí me han dicho siempre que el escritor es un eterno rebelde. Yo nunca me he rebelado contra nada, la verdad, pero siempre me han dicho que el escritor es un eterno rebelde y en realidad, en ese sentido, ante toda sociedad será un tipo rebelde. Ahora si a mí me preguntan si es que yo viviera en un país Socialista, seguiría siendo rebelde, puesto que dicen que los escritores son rebeldes, yo no te lo podría decir porque no estoy viviendo en un país Socialista.

Carnero: En ese sentido y ya más concretamente. Yendo ya al compromiso que podría o no existir del escritor con la Revolución, yo les pido a ustedes su opinión.

Bryce: Si al escritor le gusta la Revolución la apoya y si no le gusta no la apoya. Hay escritores de derecha también.

Ribeyro: Frente a qué Revolución habría que preguntarse también. Porque hay Revoluciones y Revoluciones… En ese sentido yo soy un poco escéptico. Si tú analizas las revoluciones de los últimos trescientos años, en todas se ha llegado siempre ha una dictadura. No sé por qué motivo. En el caso de la Revolución inglesa contra Carlos I o Carlos II, no recuerdo bien, se llegó a la dictadura de Cromwell, el caso de la Revolución Francesa, terminó con la dictadura de Napoleón, en el caso de la Revolución Soviética, pasó por la dictadura de Stalin… y paso por alto pequeñas revoluciones, tipo Argelia, tipo Egipto o tipo Yugoslavia, que han terminado siempre con un líder máximo que domina a las masas y establece una forma de gobierno, si se puede decir, autoritaria. Es por ese motivo que yo a veces no me explico esa especie de “regusto” que toman los intelectuales cuando hablan de la Revolución, como si fuera la panacea universal. Lo fundamental sería poder cambiar al hombre, pero yo creo que hasta este momento no hay ninguna revolución en el Mundo que haya logrado cambiar al hombre. Tú, que has estado en China Popular, por ejemplo, quisiera saber: ¿Crees tú que el chino, actualmente, el hombre chino es diferente?

Carnero: Bueno, me estás volteando un poco la tortilla, ya que la entrevista la estoy haciendo yo…

Bryce: Pero antes de hablar del chino, yo quisiera hablar del norteamericano. Yo creo que los Beatniks y todos esos movimientos sí están cambiando al hombre. La juventud norteamericana sí me parece ahora mucho interesante que cualquier otra juventud del Mundo. Me interesa muchísimo. Y así como detesto al gobierno de Estados Unidos, amo apasionadamente a los gringos esos de Berkeley que me parece que sí son los que están transformándose a sí mismos. Ahora, estoy de acuerdo con Julio en que no se hará nada mientras el hombre no cambia. El mismo Comunismo es maravilloso si tú lo lees en los textos, pero ponle al hombre Comunista y el imperfecto es el hombre.

Carnero: En ese sentido, disentimos totalmente. Yo trato de encausar mi pensamiento dentro del Marxismo-Leninismo. Creo que el problema es que el hombre va a cambiar en la medida que desaparezcan las Clases. Esa es la visión final. Yo sí creo que a través de la Revolución Cultural en China se está instrumentando los mecanismos que permiten un cada vez mayor acercamiento del hombre, del individuo, hacia un criterio de justicia social colectiva. Ya no se debe ver el asunto desde un punto de vista de individuos o individualidades. A través de este intento de reducir cada vez más la diferencia de clases y además con la aplicación del concepto de que la lucha de clases permanece aún en las sociedades socialistas, los chinos están haciendo un intento verdadero de quebrar con estos egoísmos individuales y acercarse a un nuevo tipo de hombre. Ahora esto puede ser lo que se está viviendo actualmente en China, no sabemos lo que será China dentro de veinte años, ya que las sociedades y los hombres pueden sufrir degeneraciones, lo hemos visto ya. Pero yo sí vengo optimista con respecto a lo que veo en China, creo que sí es un intento viable y que quizá es la mejor respuesta que se ha dado hasta el momento a estos fenómenos. Es un intento digno de ser visto con buenos ojos y creo sinceramente, que la Revolución China va a tener que hacerse en todos los países socialistas, incluyendo a Cuba. Ahora bien, antes de finalizar esta conversación, y ya que nos queda un poco de cinta, quisiera que me hablaran de la Literatura peruana contemporánea. ¿Cuál es su visión al respecto…?

Ribeyro: Yo he tenido oportunidad de leer una serie de textos de escritores peruanos nuevos y estoy asombrado por la cantidad de escritores que hay en el Perú. No pasa día en que no aparezca un nuevo poeta, un nuevo narrador joven. Es verdaderamente asombroso y uno empieza a sentirse un poco viejo. Yo creo que de aquí a unos diez años, el Perú va a tener un magnífico “equipo”, utilizando el término deportivo, de escritores. Lo curioso es que los escritores más conocidos o más destacados, como el caso de Mario Vargas Llosa o de Alfredo Bryce, ya que está aquí presente, o el caso de poetas como Cisneros o Hinostroza, viven en el extranjero. Yo me pregunto si no será el hecho de vivir en el extranjero que hace a los buenos escritores o si serán los buenos escritores los que eligen el camino del exilio voluntario. Es un problema que yo no he llegado a resolver.

Bryce: Otro problema que, digamos, existe, es que hay una especie de antagonismo, si se quiere, entre los escritores que están en el Perú y los escritores que no están en el Perú. Hay una especie de…

Ribeyro: De rivalidad y además que hace que los escritores que están en este exilio voluntario, digamos así, sean muy fácilmente atacables por los que están en el Perú, porque dicen que no están en el “ajo”… Todo esto me parece absolutamente huachafo. Muy digno de nosotros. Me parece huachafo porque por ejemplo entre las dos guerras mundiales hubo toda una generación o varias generaciones de escritores norteamericanos que vivieron en París, que escribieron muy buenas novelas, tan buenas como las que se escribían en esa misma época en Estados Unidos, y aún mejores, y nunca a los gringos se les ocurrió acusar a esos escritores tener mala conciencia. ¿O sea uno no puede vivir donde le da la gana? Yo vivo acá porque me gusta y me gusta ir mucho a España porque me encantan los toros ¿no?, pero no por eso me encanta Franco… Pero yo hago lo que me da la gana. No hay nada que necesite mayor coraje que tratar de ser feliz, porque todo el mundo te ataca. Eso es muy importante decirlo, se necesita mucho más coraje para tratar de ser feliz que para tratar de ser un buen revolucionario, por ejemplo… mucho más coraje. Yo he conocido revolucionarios que eran muy machos, pero yo me considero mucho más valiente porque yo me preocupo mucho de mi felicidad, porque, después de todo, un día te mueres y no pasa nada… ya no queda nada absolutamente… no hay comunismo, no hay socialismo… no hay nada. Tienes que preocuparte de eso… Yo me preocupo mucho de eso, por eso tengo largos meses de viajes y de vacaciones. Y es por eso que el problema ese me parece de una huachafería sin nombre, el que nos acusen porque estamos fuera y que nosotros tengamos mala conciencia… Yo personalmente no tengo ninguna mala conciencia. Además me gustaría, me encantaría ir al Perú si pudiera, para ver a mis amigos, además, no para otra cosa. No para meterme en política y esas tonterías…

Ribeyro: Acabas de decir una cosa muy interesante hace un momento. Esa especie de comparación que has hecho entre los escritores de la “generación perdida” norteamericana y los escritores latinoamericanos que viven actualmente en Europa. La vez pasada yo creí haber tenido una idea muy original y dije que había una especie de correspondencia entre los escritores de la “generación perdida”, hablo del caso Hemingway, por ejemplo, el caso de Fitzgerald, y los escritores latinoamericanos que viven actualmente en Europa. Y pensé que éstos eran el equivalente de la “generación perdida” y que les correspondía hacer a ellos, a estos escritores latinoamericanos, esa literatura. Hice una especie de paralelismo y pensé que había muchos puntos de coincidencia. Unos como otros son unos desarraigados, un poco marginales, han vivido un poco a salto de mata, pero después descubrí que Ernesto Sábato había publicado en una revista colombiana un artículo sobre ese mismo asunto. Había hecho justamente la comparación y estableció la correspondencia, entonces en el momento que Sábato dice eso he comenzado a dudar, si realmente sea verdadero o falso. En todo caso, yo pienso que en el caso de los escritores norteamericanos de la “generación perdida”, comparados con los escritores latinoamericanos que viven actualmente en Europa, había un poco más de ritmo en su manera de vivir… El caso de Miller, el caso de Hemingway estaba más cerca de la vida, mientras que los latinoamericanos están viviendo, quizá en un mundo bastante burgués, bastante libresco, o sea que creo que esa correspondencia no se puede hacer.

Carnero: No sé si damos por concluida por conversación… aunque todavía nos queda cinta… es realmente una cinta interminable…

Bryce: Sí, qué horror, no se acaba nunca… Yo no he dado aún mi opinión sobre los escritores peruanos…

Carnero: Entonces continuemos…

Bryce: Yo lo que creo es que hay ahora en el Perú muchos escritores muy buenos. No solo los que están fuera del Perú sino dentro del Perú. Yo he leído cosas de escritores jóvenes y no muy jóvenes, también, que son excelentes. Sobre todo lo que me parece es que hay una enorme cantidad enorme de poetas de gran calidad, de extraordinaria calidad. Eso es sorprendente y además creo que es un “caso peruano”. Como dice Julio dentro de algunos años habrá un gran equipo, ya tenemos por lo menos en el precursor acá, en él…

Ribeyro: Si se trata de personalizar y de hablar de un escritor u otro, por ejemplo, yo he estado releyendo últimamente mucho a Arguedas, porque he tenido que dar una conferencia sobre él en la Universidad de Grenoble, y ha sido una especie de descubrimiento un poco tardío, pero creo que es el más importante escritor que ha tenido el Perú en el siglo veinte… Ahora que es un poco peligroso el “arguedismo” y el ceñirse un poco a los temas de Arguedas, porque eso puede conducir, desesperadamente, a una especie de neoindigenismo, que creo que es una de las amenazas que pesan sobre la literatura peruana… que se llegue dentro de unos años a un neoindigenismo, a través de solamente un nacionalismo exacerbado. Aparte de Arguedas habría que hablar de Vargas Llosa… eso quizá desbordaría el tema de esta entrevista… últimamente he leído también una obra de Reynoso, que se llama “El escarabajo y el hombre”… que me impresionó bastante, aunque temo que Reynoso (naturalmente por esto me van a odiar, él y todo su grupo) se orienta un poco por… por una especie de verismo de tipo lingüístico. Su novela es realmente una especie de copia del habla popular, del argot de la juventud de nuestra época y yo creo que esa no es realmente la función de la Literatura, yo creo que cada escritor debe intentar básicamente intentar un lenguaje y no reproducir el lenguaje de la realidad. Porque en ese caso sería preferible hacer lo que ha hecho Lewis en México: grabar con una cinta las conversaciones.

Carnero: Antes de concluir me gustaría que hablaran de sus proyectos futuros en su creación. Alfredo viene de publicar una novela que, ya es demás redundar en el tema, se está convirtiendo en una cosa importante, es ya una cosa importante en la literatura nuestra. Me gustaría saber cuáles son tus planes, aparte de irte a ver los toros a España y todo lo que ya conocemos…

Bryce: Después de ver los toros, seguiré escribiendo. Ahora voy a escribir un libro de cuentos, luego una novela… sobre un tema escolar, pero no como “La ciudad y los perros” ni como “Los ríos profundos”, que son dos novelas extraordinarias dentro del tema escolar… yo también comparto la opinión de Julio sobre Arguedas, soy un gran admirador de él, es uno de los escritores que me parece importante… este… pienso escribir una novela, siempre sobre el mundo éste de la oligarquía… en mis cuentos, fíjate, yo me quito un poco de este mundo y más bien tomo al Hombre, ciertos temores y esperanzas, me gusta tratar ciertos temas de la muerte, el temor de la dificultad de vivir y las frustraciones, sobre todo en este libro de cuentos, que también es un libro sobre frustraciones y la muerte, es un libro de cuentos para el cual ya tengo título, he pensado ponerle “Grandes fatigas dobles”, que es una frase flamenca extraordinaria, cantada por Meneses… pero me gusta tanto el título que tal vez lo guarde para una novela que quiero escribir más tarde sobre París. Esta novela de la cual te hablaba es sobre un colegio de la oligarquía limeña, internado también, un colegio realmente de la oligarquía y donde todos los personajes son multimillonarios y es colegio completamente de locos, donde los profesores son más locos que los estudiantes, todos ingleses desterrados, especies de personales de Durell y cónsules británicos tirados en América y cosas así. Es una novela un poco delirante la que trato de hacer. Esos son mis proyectos por ahora… y leer, leer sobre todo Historia, me gusta mucho leer Historia del Perú.

Carnero: ¿Y tú, Julio? En nuestros diálogos en París algo hemos hablado sobre una novela…

Ribeyro: En realidad tengo una novela terminada hace seis años y que probablemente la publique Carlos Barral en Barcelona, no es una cosa muy segura todavía, pero aparte de eso escribo siempre cuentos…

Bryce: Anoche he leído un cuento absolutamente genial…

Ribeyro: Escribo cuentos, en fin, cada fin de semana, yo no tengo mucho tiempo para escribir…

Carnero: Tengo una pregunta que no hay que dejar. En el Perú, Julio, se dice mucho que tú debes dedicarte fundamentalmente a escribir cuentos, porque eres un magnífico cuentista. Hay gente que te ubica más en el terreno del cuento que en el de la novela. ¿Qué opinas de eso?

Ribeyro: Tal vez tenga razón ¿no?… Yo estoy convencido de que he hecho algunos cuentos buenos… Que comparados con las novelas que he escrito son, se puede decir, más redondos, más perfectos, pero yo no me satisfago con los cuentos. Mi ambición, así secreta, es llegar a ser una especie de escritor épico. Quiero decir una persona que pueda escribir sobre no importa que cosa y por eso uno de los temas que me he propuesto para mi próxima novela es una revolución campesina, que ocurrió en el siglo pasado y que era la revolución de Atusparia. Esa novela la empecé a escribir hace muchos años y la interrumpí para escribir la novela que me van a publicar en Barcelona, pero quiero retomar ese tema, ese tema que es completamente ajeno a mí, donde no entran para nada las experiencias personales, ni los recuerdos, ni las vivencias, sino que todo tiene que ser prácticamente inventado a partir de unos cuantos personajes. Yo creo que el escritor que logra escribir un libro interesante a partir de hechos que no le conciernen directamente, ese, puede llegar a ser un gran escritor.

Carnero: Hemos llegado al final de la cinta, nos queda muy poca y yo preferiría que termináramos aquí, pues podrían quedar cosas truncas. Lo que podríamos hacer es escucharla. ¿Qué les parece? …


Transcripción literal. Publicado en Caretas 439 – Edición de 24 de julio, 1972.

Imagen destacada, Baldomero Pestana.

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