Borges no
sólo era un gran escritor sino también un gran conversador. He leído muchos
libros de diálogos con él, donde sus diversos interlocutores, (Antonio Carrizo,
Osvaldo Ferrari, María Esther Vázquez, Enrique J. Montenegro, Modesto
Montecchia, Jean de Mirellet y Rosa Majian, por citar algunos), parecen
compartir un único propósito: revelar el genio del escritor argentino. A
priori, no diría que la intención de Borges -el personaje- era mostrarse
ingenioso, sino que esa percepción unánime es el resultado de un pensamiento
diferente, hecho bajo otros paradigmas. Hoy diríamos que Borges era un pensador
lateral. Elegí doce anécdotas, en su mayoría poco conocidas, que lo muestran
así. Acompaña la nota una magnífica ilustración realizada especialmente por
Luis Chávez, uno de los más grandes caricaturistas de Honduras.
MADRE
Doña
Leonor Acevedo, madre del escritor, murió a los 99 años, Había estado postrada
durante mucho tiempo, en muy malas condiciones de salud. Una conocida se
lamentó que la pobre señora no hubiera llegado al siglo, a lo que Borges
respondió: “Usted exagera los encantos del sistema decimal”
(Citado
por Alicia Jurado[1]).
NOVELISTAS
– Y Ud.,
Borges, ¿en qué cree?
– Bueno, yo soy ateo.
– Déjeme preguntarle de otro modo. ¿Cree en una
vida eterna?
– No.
– ¿Cree en la resurrección de Jesucristo?
– Tampoco
– ¿Y en Jesucristo como ser histórico?
– Desde luego. Si no, tendría que pensar que
los cuatro más grandes escritores de la antigüedad fueron cuatro novelistas.
(Del
diálogo que personalmente mantuve con él[2])
PRECAUCIÓN
Esta
anécdota es relatada por diversos amigos de Borges con diversos matices, pero
siempre conservando lo esencial de la historia.
“Una
mañana de octubre de 1967, Borges está al frente de su clase de literatura
inglesa de la facultad. Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la
muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un
homenaje. Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar. Clima
tenso. El estudiante insiste: “Tiene que ser ahora y usted se va”. Borges no se
resigna y grita: “No me voy nada. Y si usted es tan guapo, venga a sacarme del
escritorio”. El estudiante amenaza con cortar la luz. “He tomado la precaución
–retruca Borges- de ser ciego esperando este momento”.
(Tomado
de la Revista Viva del Diario Clarín[3])
PRÓLOGO
El
escritor nicaragüense Sergio Ramírez, compartió una asombrosa historia en su
blog, que luego fue reproducida por algunos diarios donde era columnista[4]. La
he releído muchas veces y no puedo evitar sonreír cada vez que lo hago. Incluso
se lo comenté cuando incidentalmente lo conocí en el aeropuerto de San
Salvador, El Salvador, en 2014. Aquí va mi resumen:
El
protagonista es Alvaro Menen Desleal, una suerte de seudónimo literario creado
a partir de sus apellidos originales, Menéndez Leal. Lo aclaro para evitar
malentendidos y atribuciones satíricas en Argentina. En 1963 ganó el segundo
premio en el Certamen Nacional de Cultura de su país, El Salvador, con “Cuentos breves y maravillosos”. La obra
incluía a manera de prólogo una supuesta carta del propio Borges, que homenajea
impúdicamente al autor. De inmediato se levantaron sospechas. Menen Desleal,
que era un adelantado en cuestiones de marketing, escribió bajo otros
seudónimos acusaciones contra su propio libro, de modo de extender la polémica
y crear un boom publicitario. Sergio Ramírez explica lo sucedido: “Nadie reparó
en la nota con que, al final del libro, completaba su ardid: ‘Querido maestro
Borges: Mi vanidad y mi nostalgia -me digo con sus palabras- han armado una
escena imposible. De pronto despierto de un sueño y tengo su carta en las
manos, como la flor de Coleridge’[5]. La carta, los cuentos, la nota final,
todo era parte de la misma ficción, todo era borgiano”. Menen Desleal murió en
2000, sin enterarse que Borges conoció el asunto, tal como se lee en “Borges”,
el libro de Bioy Casares que transcribe las secciones de su diario íntimo donde
mencionaba al gran escritor argentino. (de paso, disfruté cada una de sus 1663
páginas). En la entrada del 11 de septiembre de 1963[6], Borges le dice a su
amigo: “tengo que consultarte sobre algo” y le trae “Cuentos breves y
maravillosos” de Menen Desleal, enviado por un guatemalteco que así cree
defender el honor salvadoreño ante tal plagio. Cuenta Bioy: “El título,
obviamente, recuerda al de nuestra antología ‘Cuentos breves y extraordinarios’.
A manera de introducción, el libro trae una carta de Borges, muy elogiosa de
los cuentos incluidos. La carta es indudablemente apócrifa… Borges comenta ‘Con
tal de que Madre no haya contestado por mí sin decirme nada’”. Una vez
descartada la idea, Bioy agrega “El libro trae un posfacio en que al autor pide
a Borges disculpas por la carta apócrifa… “. Borges no sabe qué hacer.
Finalmente, Borges –-prosigue Bioy- “contesta, por fin, sin dar mayor
importancia al asunto: con elogios para el libro y aun para la carta
apócrifa”[7]. No encontré en el libro detalles de la respuesta, pero Ramírez
expone la respuesta de Borges al denunciante, que resultó ser el escritor
Alfonso Orantes: “Ya que el volumen consta de una serie de juegos sobre la
vigilia y los sueños, queda la posibilidad de que mi carta sea uno de tales
juegos y travesuras?” y señala con su incisivo estilo “Borges dice ‘mi carta’.
Y ha pasado a ser auténtica. Aparece incluida en El círculo secreto (prólogos y
notas de Jorge Luis Borges, Emecé, Buenos Aires, 2003). Borges nunca la
escribió, pero ahora la ha escrito. Es su carta”.
GRAN
AMIGO
Interrogado
sobre el escritor argentino Manuel Mujica Láinez, pese a que luego responde en
forma elogiosa dice “Es un gran amigo para mí, ya que casi nunca nos vemos”[8].
(Diálogo
con Antonio Carrizo)
NOBEL
Un par de
días después del otorgamiento de un Premio Nobel de Literatura a otro escritor,
dejando por enésima vez a Borges afuera, un amigo me comentó “¿Te enteraste lo
que dijo Borges cuándo se enteró a quién le dieron el Premio? Es lógico que el
Premio Nobel se lo entreguen a escritores noveles…”. Aún no lo he encontrado
documentado.
AMISTAD
Antonio
Carrizo, durante los encuentros radiales, le pregunta:
Borges,
es difícil elegir un gran amigo…
No, es
que lo amigos lo eligen a uno[9].
(Diálogo
con Antonio Carrizo)
EL NOMBRE
DE LA ROSA
Al
referirse a Jorge de Burgos, protagonista de su novela “El nombre de la rosa”,
Umberto Eco escribe “Todos me preguntan por qué mi Jorge evoca, por el nombre,
a Borges, y por qué Borges es tan malvado. No lo sé. Quería un ciego que
custodiase una biblioteca (me parecía una buena idea narrativa), y biblioteca
más ciego, sólo puede dar Borges”[10]. Su alusión es notable no sólo porque esa
biblioteca es un laberinto, sino porque en la introducción, de típico corte
borgeano, el autor (convertido en personaje narrador) encuentra el manuscrito
que le sirve como fuente en Buenos Aires: “Pero en 1970, curioseando las mesas de una pequeña librería
de viejo de Corrientes, cerca del famoso Patio del Tango de esa gran arteria, tropecé
con la versión castellana de un librito…”[11]
CEGUERA
He
recibido esta anécdota de muchas fuentes, y tiene el sello del gran escritor
argentino.
Como
todos sabemos, Borges era ciego y antiperonista. En cierta ocasión un joven se
ofrece a ayudarlo a cruzar la Avenida 9 de Julio. Mientras lo ayuda, el joven
le dice “disculpe maestro, pero tengo que decírselo… soy peronista”, a lo que
Borges respondió con una leve sonrisa: “¡No se preocupe! Yo también soy ciego”.
ROSADA
“Además
tuve la desgracia de escribir un cuento totalmente falso: ‘Hombre de la esquina
rosada’. En el prólogo de ‘Historia universal de la infamia’ advertí que era deliberadamente falso. Yo sabía que
el cuento era imposible, más fantástico que cualquier cuento voluntariamente
fantástico mío, y sin embargo, debo la poca fama que tengo a ese cuento… Lo
curioso es que las personas que admiran ese cuento lo llaman ‘Hombre de la Casa
Rosada’ y suponen que me refiero al Presidente de la República”[12].
(Diálogo
con María Esther Vázquez)
PEHUAJÓ
“Había un
personaje de Pehuajó que me tenía harto.
Entonces yo le pregunté si él conocía aquella famosa copla de Pehuajó y se la recité mientras la inventaba:
‘En el
medio de la plaza
Del
pueblo de Pehuajó
Hay un
letrero que dice
La puta
que te parió’.
¿Y sabés
lo que me contestó el hombre en cuestión? –‘Si, Borges, ya la conocía…’”[13].
(Diálogo
con María Esther Vázquez)
CHINA
ZORRILLA
En un
emotivo CD de Esteban Morgado, titulado “Las estrellas no sólo brillan en el
cielo” volumen 2, en favor de la Casa del Teatro de Argentina y distribuido por
Página 12, China Zorrilla -que no canta, sino simplemente cuenta-, refiere una
maravillosa anécdota de Borges. Imaginemos la historia en la voz de la
inolvidable actriz uruguaya con el suave fondo de las cuerdas de nylon de la
guitarra de Esteban:
“A mí me
gusta el Borges del humor…. Una vez le preguntaron a él si conocía a un
muchacho joven que andaba por Buenos Aires contando sus proezas como escritor y
como novelista, y que, por supuesto, no tenía ningún talento. Entonces, le
preguntaron a Borges si lo conocía. Y Borges dijo ‘Sí, lo conozco muy bien.
Para ese muchacho la mediocridad no tiene secretos’”.
Plus
“Una
mañana de octubre de 1967, Borges está al frente de su clase de literatura
inglesa de la facultad. Un estudiante entra y lo interrumpe para anunciar la
muerte del Che Guevara y la inmediata suspensión de las clases para rendirle un
homenaje. Borges contesta que el homenaje seguramente puede esperar. Clima
tenso. El estudiante insiste: “Tiene que ser ahora y usted se va”. Borges no se
resigna y grita: “No me voy nada. Y si usted es tan guapo, venga a sacarme del
escritorio”. El estudiante amenaza con cortar la luz. “He tomado la precaución
–retruca Borges- de ser ciego esperando este momento”.
Fuente: Pablo
Bedrossian | pablobedrossian.com
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REFERENCIAS
[1]
Jurado, Alicia, “Genio y figura de Jorge Luis Borges”, Eudeba, 1964, 3ª Ed.
(1996), p.67
[2]
Bedrossian, Pablo R. “Encuentro desconocido con Jorge Luis Borges”,
https://pablobedrossian.wordpress.com/2011/06/22/encuentro-desconocido-con-jorge-luis-borges
[3]
Revista Viva, Diario Clarín, Buenos Aires, Argentina, edición del 9/5/1999,
citado por Eduardo Mazo en http://www.eduardomazo.com/default.asp?s=219
[4]
Ramírez, Sergio, Diario La Nación, Buenos Aires, Argentina, edición del
11/7/2011.
[5]
Ramírez, Sergio, Diario La Nación, Ed.cit.
[6] Bioy
Casares, Adolfo, “Borges”, Ediciones Destino, Colección imago mundi Volumen
101,1ª Ed., 2006, p.949
[7] Bioy
Casares, Adolfo, “Borges”, Op.cit.,p.950
[8] “Borges
el memorioso”, Op.cit.,p.72
[9]
“Borges el memorioso”, Op.cit.,p.79
[10] Eco,
Umberto “Apostillas a El Nombre de la Rosa”, Editorial Lumen, Ediciones de la
Flor, 2ª Edición argentina, 1987, p.32
[11] Eco,
Umberto “El Nombre de la Rosa”, Editorial Lumen, Ediciones de la Flor, 9ª
Edición argentina, 1987, p.11
[12]
Vázquez, María Esther, “Borges, sus días y su tiempo”, Javier Vergara (1984),
p.51,52
[13]
Vázquez, María Esther, “Borges, sus días y su tiempo”, Javier Vergara (1984),
p.91
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