martes, 5 de marzo de 2019

« El Perú vive bajo una dictadura disfrazada de democracia »



Entrevista con Alfredo Pita con motivo de la publicación de su novela Ayacucho, que habla de la guerra bárbara entre las fuerzas armadas peruanas y los maoístas de Sendero Luminoso durante los años 80.


Por Élise Lépine

E.L. Su novela, muy documentada, produce en el lector el efecto de un relato de fantasmas

A.P. Esta sensación no es sorprendente. Para los habitantes de Lima, en los años 80, esta guerra, que afectaba sobre todo a los campesinos, tenía algo de irreal. La región de Ayacucho, lugar donde se desarrollaba, se percibía como lejana por varias razones, culturales, geográficas, humanas, etc. Durante la guerra, el clima era muy extraño. En esa época, cuando trabajé como enviado especial en la región, veía todos los días cadáveres, pero no sabíamos nada de las masacres perpetradas en las montañas. Nos enterábamos de eso más tarde cuando testigos sobrevivientes tomaban contacto con la prensa. Con frecuencia, los campesinos asesinados no habían sido ni siquiera inscritos en el Registro Civil cuando nacieron. Morían sin haber existido…



E.L. Usted escribe que la guerra civil que enfrentó a Sendero Luminoso fue la expresión de una oposición entre ricos y pobres en el Perú. ¿Eso sigue siendo actual?

A.P. El Perú es un país extremadamente violento desde la conquista española que instauró un sistema inicuo. La opresión de la población peruana está tan fijada en la realidad que se ha vuelto natural. La guerra contra Sendero Luminoso se terminó en 1995, pero la violencia sigue presente. Hoy en día se ejerce en las minas de oro. Han sido descubiertos yacimientos en el Norte, cerca de la selva. Por pocos gramos de oro, hacen explotar las montañas, pulverizan toneladas de rocas, drenan y contaminan toda el agua de la región. Los pobladores beben esa agua y se enferman. A mí me consta, he visto jóvenes enfermos. La naturaleza está siendo destruida, lo mismo que los cultivos de los campesinos y el hábitat de las poblaciones locales. En términos de contaminación y de devastación del medio ambiente, hemos llegado al punto de no retorno. Esta hecatombe inconmensurable es legal y está protegida por el gobierno.

E.L. ¿Por qué el pueblo no se rebela?

A.P. El Perú vive bajo una dictadura disfrazada de democracia. Fíjese en lo que ocurrió con Sendero Luminoso: en los años 80, un puñado de hijos de campesinos educados fueron seducidos por el maoísmo y decidieron inculcarlo a los campesinos para lanzar un movimiento revolucionario. Como reacción, las fuerzas armadas diezmaron a los campesinos. Entre las víctimas, 70000 muertos y 15000 desaparecidos, se podría contar unos 500 militantes. Este terror, sin duda, ha sido capaz de desmoralizar a los revolucionarios. Por otro lado, el Perú siempre fue uno de los principales suministradores de riquezas para los occidentales. El oro, los esclavos, las materias primas, son adquiridos del modo que sea y sin que importen las consecuencias. Luego que se fueron los españoles, su lugar en el saqueo del país lo ocuparon los franceses y los ingleses. Actualmente son los estadounidenses los que participan en el extractivismo minero y los que protegen sus redes. A pesar de todo ello, no se debe pensar que en el Perú no hay nadie que proteste. Hay numerosas voces, incluida la mía, que se elevan para defender al país e intentar salvarlo. Hay que escucharlas.

Traducción de Luis Dapelo.

1 comentario:

  1. Se le olvido decir que los "hijos de esos campesinos educados" buscaron adrede la respuesta del estado y fueron una banda de salvajes fanatios de los libros de Marx al mismo estilo de los Yihadistas actuales, una forma de "revolución" importada.

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