En la época medieval, surgieron en Islandia una clase de obras de la literatura conocidas como sagas, de gran influencia en todos los territorios escandinavos. Dichas historias combinaban mitología, hagiografía e historiografía y no solían llevar firma (eran anónimas). Entre los numerosos escritores que crecieron leyendo y escuchando sagas, se encuentra el noruego Björnstjerne Martinus Björnson.
Nacido el 8 de
diciembre de 1832 en Kvikne, Björnson fue criado en el seno de una familia
rural y estudió en la ciudad de Molde antes de instalarse en Oslo para formarse
en el Heltbergs Studentfabrikk, una institución a la que también acudieron
Jonas Lie, Henrik Ibsen y otros autores.
Aunque se inscribió en
la Universidad de Oslo, pronto dejó los estudios para dedicarse a la escritura
(se dice que escribió sus primeros poemas cuando tenía once años) y al
periodismo (especializándose en la crítica teatral).
Su primer libro fue una
novela que apareció en 1857 con el título original de «Synnove Solbakken». Con
el correr de los años, publicaría otras novelas pero también cuentos, obras
teatrales y poemas, a través de libros como «Las sendas de Dios», «El capitán
Mansana», «La bancarrota», «Bergliot», «El corrector» y «La hija del pescador».
Es importante resaltar
que «Ja, vi elsker dette landet», un poema de su autoría que suele traducirse
como «Sí, amamos este país», se convirtió en el Himno Nacional de Noruega con
la musicalización de Rikard Nordraak.
Otro hito de este
escritor que es un símbolo del romanticismo y del nacionalismo noruego fue
haber conseguido el Premio Nobel de Literatura en 1903. Por entonces ya era uno
de los máximos exponentes de la cultura de su país ya que, además de sus
libros, también dirigió dos teatros y hasta fundó uno.
Siete años después de
ganar el Nobel, más exactamente el 26 de abril de 1910, Björnstjerne Björnson
fallecería a los 77 años en la ciudad de París (Francia), donde solía pasar
varios meses al año.
SÍ,
AMAMOS ESTE PAÍS
Sí, amamos este país
que se levanta,
rugoso y erosionado,
sobre el mar,
con sus millares de
hogares.
Lo amamos, lo amamos y
pensamos
sobre nuestras madres y
padres
y en la saga de tiempos
pasados
que enviaron sueños a
nuestra tierra
y la saga de tiempos
pasados
que enviaron sueños,
que enviaron sueños a
nuestra tierra.
Vikingos, en casa y
cabaña,
¡Gracias gran Dios!
fue su voluntad
proteger el país
aunque las cosas se
miraban oscuras.
Mientras nuestros
padres peleaban
y nuestras madres
lloraban,
nuestro Señor
calladamente abrió el camino
de modo que ganáramos
nuestros derechos.
Sí, amamos este país
que se levante,
rugoso y erosionado,
sobre el mar,
con sus millares de
hogares.
y como la lucha de
nuestros padres se levantó
de la angustia a la
victoria,
también, cuando seamos
llamados,
golpearemos por la paz.
También, cuando seamos
llamados,
golpearemos por la paz.
Poemas del alma
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