Aunque algunos la veían como una seductora cazafortunas, lo
cierto es que la salvadoreña Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña supo conquistar el
corazón de Antoine de Saint-Exupéry hasta tal punto que fue quien inspiró
"El principito".
Para muchos críticos, la obra maestra de la literatura que
escribió De Saint-Exupéry no es más que un relato de su atormentada relación
matrimonial que duró 13 años y en la que su mujer es la rosa.
Incluso la misma Consuelo escribió en 1945, uno año después de
la desaparición del escritor, "Memorias de la rosa", un manuscrito
sobre la relación de la pareja que permaneció oculto por décadas y fue hallado
por casualidad varios años después de su muerte en 1979 y publicado en el año
2000.
¿Quién fue Consuelo?
Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña nació en Armenia, El Salvador,
en 1901.
Provenía de una familia acomodada, dueña de tierras y
cafetales en su ciudad natal, y recibió educación en el exterior,
específicamente en San Francisco, en Ciudad de México y en Francia.
Se dedicaba a la pintura y a escribir poesía.
Es por eso que fue etiquetada como "amoral" en los
círculos aristócratas franceses a los que pertenecía su futuro marido.
Por ejemplo, inventó que su primer marido, el mexicano Ricardo
Cárdenas, con quien se casó cuando tenía 21 años, era un capitán del ejército
que había muerto en la Revolución mexicana.
Y también mintió al decir que era viuda y no divorciada porque
pensó que era mejor visto. Aunque la escritora encontró el acta de divorcio,
registrada en Mérida, México, en 1925.
La escritora francesa Marie-Helene Carbonel, autora de la
biografía "Consuelo de Saint-Exupéry, une mariée vêtue de noir"
("Consuelo de Saint-Exupery, una novia vestida de negro") le contó a
BBC Mundo en 2013 que tuvo acceso a cartas y documentos personales de la
salvadoreña en los que revela detalles ficticios y mitos alrededor de su
persona para lograr ser aceptada.
Después del divorcio, Consuelo viajó a París con José
Vasconcelos, una de las figuras intelectuales, culturales y políticas más
destacadas de la época en México.
Mientras mantenía una relación con el mexicano en la capital
francesa, conoció a Enrique Gómez Carrillo, un escritor y periodista
guatemalteco que también era representante diplomático para Argentina en París,
con quien poco después se casó, aunque los separaban unos 30 años.
Pero el matrimonio duró sólo nueve meses porque en 1927 él
murió y ella, viuda con 25 años, decidió marcharse a Buenos Aires para vivir de
la pensión de su segundo marido, que también contaba con una importante
fortuna.
La relación con Antoine
Consuelo conoció a Antoine de Saint-Exupéry en la capital
argentina, en 1930. Él trabajaba allí como piloto comercial de servicios de
mensajería. Y el flechazo fue instantáneo.
Al año siguiente, ambos se casaron ella se convirtió en la
condesa Consuelo de Saint-Exupéry.
"Consuelo era una seductora. No sólo era una mujer bonita
y menuda que encantaba a los hombres; también podía hablar con ellos",
aseguró la escritora francesa Marie-Helene Carbonel.
"Para mí es una mujer muy interesante y de gran valor. No
es una casualidad que interesó a tantos hombres inteligentes e
importantes", dijo.
Pero pese a sus encantos, Consuelo tuvo muchas dificultades
para que los franceses la aceptaran. Y el rechazo también venía de la familia
aristocrática de su marido.
Según Paul Webster, autor de "Antoine de Saint-Exupery:
la vida y la muerte de El Principito", publicada en 1993, "los
allegados a Saint-Exupéry nunca tenían tiempo para Consuelo".
"Y también fue despreciada por su cuñada Simone de
Saint-Exupéry, quien la describió como una 'mujerzuela' y una 'condesa de
película'".
Y así fue considerada hasta muchos años después de su muerte
en Francia en 1979.
Ella terminó dejando todos sus bienes y derechos a su
mayordomo y jardinero español José Martínez-Fructuoso.
Amor tormentoso
En los manuscritos de Consuelo "Memoria de la rosa",
la salvadoreña hace un amargo recuento de los 13 años de matrimonio con el
escritor francés.
Allí, ella cuenta que Antoine de Saint-Exupery era un hombre
egoísta, infantil, cruel, que tenía numerosas amantes y que la relación entre
ambos era tormentosa.
"El libro es una confesión sobre su relación, y provocó
una conmoción porque Saint-Exupéry era considerado un santo", opinó
Marie-Helene Carbonel.
A partir de esta confesión, muchos críticos creen entonces que
"El principito" es una alegoría de la propia vida de Saint-Exupéry,
de sus incertidumbres y su búsqueda de paz interior.
Y también, una alusión a la atormentada relación con Consuelo,
que fue la musa que inspiró a la rosa de "El principito".
"La rosa es Consuelo. Los tres volcanes son los volcanes
de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia,
en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil
y por eso está protegida bajo una campana de cristal", describió la
biógrafa Marie-Helene Carbonel.
Para ella, se quiso presentar "El principito" como un
cuento para niños, pero en realidad es un libro que Antoine de Saint-Exupéry
escribió para pedir perdón a Consuelo.
BBC
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