«Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la
soledad de los campos...»
Marcela la pastora dirigiéndose a la multitud que la
calumnió, Capítulo XIV del Quijote
El
Manco de Lepanto o Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes siguió al pie
de la letra las recomendaciones dadas por Oscar Wilde trescientos años después:
para decirles la verdad a los hombres, hay que hacerlos reír, de lo contrario,
te matarán. Y no está de más agregar que Borges destaca, por sobre todas las
virtudes de Wilde, la de tener razón, la de dar siempre en el clavo.