El argentino, ya ciego,
le pedía a su madre que le leyera sus libros favoritos entre los que se contaba
La Vorágine. Odiaba a Vargas Vila y, sobre todo, a Gabo
Con el boom
latinoamericano pasó siempre por un ladito y alcanzó a reconocer que nunca le
interesó Vargas Llosa a pesar del éxito arrollador de novelas como La casa
verde o Conversación en la catedral. Con Cortázar mantuvo una relación fría en
parte por la inquebrantable izquierdismo del autor de Rayuela y el desinterés
político de Borges. A Ernesto Sábato lo despreciaba y siempre creyó que el
único literato latinoamericano digno era Leopoldo Lugones.
De la literatura
colombiana le gustaba Barba Jacob, creía que leer La Vorágine era como pasear
una tarde de verano por el Amazonas y consideraba a José Asunción Silva como
uno de los mejores poetas de la lengua española. El Nocturno era uno de los
poemas que siempre le pedía a su madre que le leyera.
En cambio estaba lejos
de compartir el entusiasmo que despertaba en la década del 30 las novelas de
José María Vargas Vila. Según Borges “el único contacto que tuvo con la
literatura” el autor bogotano fue una crítica que le hizo a un poeta: “Los
dioses no consintieron que Santos Chocano deshonrara el patibulo, muriendo en
él. Ahí está vivo, después de haber fatigado la infamia”.
En 1968, cuando estaba
en pleno furor Cien años de soledad, recién editada en Buenos Aires por la
editorial Suramericana, Borges no pudo quedarse inmune ante la fiebre y le
pidió a su madre que le comprara un ejemplar. Disfrutó con las primeras
aventuras de la tribu: José Arcadio atravesando con una lanza la garganta de
Prudencio Aguilar y su fantasma sofocando a los Buendía, obligándolo a
atravesar la ciénaga y a fundar Macondo. Sí, incluso le gustó cuando los
gitanos llegaron y Melquiades mostró que las alfombras de Persia podían volar.
Dos tardes duró Leonor
su lectura hasta que Borges le ordenó a su madre cerrar el libro. Nunca lo terminó
y, cada vez que le preguntaban, dijo que no soportó leer más de 80 páginas.
Igual el concepto de
uno de los más grandes lectores que ha pisado la tierra nunca le restará
grandeza a la obra inmortal de Gabriel García Márquez.
Las 2 orillas
Exacto, es un genio Gabriel Garcia Márquez. Yo al contrario de Borges ,leí tres veces ya Cien años de Soledad y estoy segura que la volveré a leer.
ResponderEliminarEl asombro inaudito que me produjo Cien años de soledad de Gabriel García Márquez todavía sigue en mi consciencia cuando lo leí a los 18 años, hace más de cuarenta. Pude descifrar la mayor parte de sus secretos y entender no sólo su magia y profundidad también me vi varias veces en sus personajes y sus intrincadas historias. Viví, morí y nací varias veces! No quiero decir más para no aburrir a nadie!
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