
Escribir indudablemente no es imponer una forma (de expresión)
a una materia vivida. La literatura se decanta más bien hacia lo informe, o lo
inacabado, como dijo e hizo Gombrowicz. Escribir es un asunto de devenir,
siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o
vivida.